lunes, 28 de marzo de 2011

Por el buen camino, pero lejos del destino

Messi + 10. Sí, de acuerdo. Pero siempre y cuando esa suma dé como resultado un equipo de once y no a diez que acompañen a otro.

En el duelo frente a Estados Unidos quedaron algunas cosas en evidencia. La primera es que se cumplió a rajatabla con lo que pide Sergio Batista. Durante el primer tiempo sobre todo, la tenencia de la pelota fue sorprendente, a uno y dos toques, por toda la cancha, entre todos los jugadores, e incluso a buen ritmo. Después se discutirá si gusta o no, pero si el DT quiere algo y se cumple, quizá por primera vez de forma tan notoria en su ciclo, ya eso es positivo.

La segunda cuestión a destacar tras este amistoso es que hay varios que se adaptaron a jugar juntos. Los tres mediocampistas más Di María y Lavezzi, todos tocan junto al 10 del Barça de la misma forma, nadie es menos que nadie y la pelota va y viene con gracia. Quizás una mayor cantidad de cambios de ritmo generaría mayor explosión con los laterales, pero por el momento está bien. Tercero, y lo que le da inicio a esta nota, inconscientemente se dependió de Lio Messi. ¿Cómo, si tocaron entre todos y varios tuvieron situaciones de gol? Simple. Lavezzi se tira atrás, Di María se vuelca mucho a los costados. Messi queda adelante para definir la jugada. El 10 se retrasa a tocar y a encarar, y luego llega para definir la jugada. Cambiasso aparece por sorpresa como centro delantero, toca de primera con quienes atacan por los costados y la pelota le viene al medio a Lionel, con espacios. Sí, para definir la jugada.

Messi en el Barcelona tiene más de 150 goles en menos de 400 partidos. No los hizo sólo porque es crack (también lo es en Argentina), ni tampoco sólo por Iniesta y Xavi (humildemente, Cambiasso y Banega, más Masche, no son mucho menos). Tener a jugadores como David Villa, actualmente, y antes a Zlatan Ibrahimovic y Samuel Eto’o, le otorgan al 10 variantes clave para quien ataca el área de frente desde atrás: un hombre para pivotear y devolver de primera, alguien que se lleve dos marcas, un compañero que estire al equipo. Ni él ni el Pocho Lavezzi ni Angelito Di María tiene ese estilo.

A esta Selección le falta un 9. Pero no un tanque de área, sino un jugador como Higuaín o Tévez. Obviamente, el Pipita no está por su lesión, y falta también Carlos por una dolencia en la ingle y por esos rumores que nadie termina de esclarecer, que lo dan adentro como siempre y a la vez afuera como nunca.

Para suplir estas ausencias y potenciar a Messi, el Checho podría haber contado con Lisandro López, Sergio Agüero, incluso Diego Milito. En esta lista no hay ningún delantero nato, sólo quienes pueden jugar adelantados. Y no hay que olvidar que el Barça y España juegan con, al menos, un punta definido.



por Matías Fabrizio

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