Una vez Arrigo Sacchi, DT del exitosísimo Milan de los 90, dijo: “¿El mejor? Sin dudas Marco Van Basten, ahora, el más importante no, es Franco Baresi”. Argentina, desde la asunción de Batista, tiene en su plantel estable al termómetro del multicampeón Inter. Un jugador adaptable al toque que pregona el Checho, pero también clave para el 50% juego y 50% catenaccio que usaba José Mourinho. El Cuchu no desequilibra como Messi, no quita como Mascherano y no corre como Zanetti, pero hace de todo un poco. Se mete entre los centrales para defender, presiona a la zaga rival, toca por toda la cancha y aparece en el área de enfrente para concretar cuando tiene que hacerlo, como en New Jersey.
A Bielsa sólo le gustaba un poco, a Pekerman le encantaba, Basile lo puso siempre y Maradona nunca lo quiso. No es un jugador que rompa los moldes y “tenga” que estar sí o sí, no será jamás el “mal necesario” de ningún DT, sin embargo, con él en campo, Argentina tiene quien auxilie a Masche, quien rebotee, quien releve, quien llegue de atrás y quien pivotee para los delanteros desde el medio. Hay que empezar a valorarlo más, porque es una pieza clave. No luce como Van Basten, pero si no hay uno así se nota, como pasaba con Baresi.
por Matías Fabrizio
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